Paris - Roubaix

La Clásica victoria de 'Espartaco'

Photo: courtesy
Wim Dingemanse

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FABIAN CANCELLARA VOLVIÓ A DESTROZAR A SUS RIVALES ATACANDO DESDE MUY LEJOS

El suizo del Saxo Bank se hizo con la París-Roubaix, segunda Clásica en una semana tras la conseguida en el Tour de Flandes · El podio lo completaron Thor Hushovd y Juan Antonio Flecha, segundo y tercero respectivamente

Fabian Cancellara volvió a demostrar que, hoy por hoy, es el ciclista más en forma del pelotón. El suizo se hizo con la victoria en el 'Infierno del Norte', la Clásica París-Roubaix, como ya hiciera en 2006 y después de realizar una auténtica exhibición parecida a la de hace una semana en el Tour de Flandes. El podio lo completaron Thor Hushovd y Juan Antonio Flecha.

La 108 edición de la 'Clásica de las Clásicas' volvió a demostrar que es una de las carreras más duras de todo el calendario ciclista. El recorrido, que cuenta con 259 kilómetros, presenta sus míticos 27 tramos de pavé que destrozan las piernas de todos aquellos que se atreven a subestimarlos.

La carrera arrancó con una numerosa escapada de 19 corredores que apenas inquietó a los hombres importantes del pelotón. A los 100 kilómetros comenzaban los pasos adoquinados y la diferencia de los fugados se reducía progresivamente hasta que, a 60 kilómetros para el final, eran neutralizados.

Era entonces cuando empezaba la verdadera París-Roubaix. Un destacado grupo de 'elegidos' encabezaba la carrera hasta que comenzaron los ataques. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo tanta repercusión como el que realizó Cancellara. El suizo, a menos de 50 kilómetros para el final, aprovechaba una tramo de carretera para sorprender a todos sus rivales lanzando un latigazo que resultó definitivo.

Su estrategia fue muy similiar a la desplegada justo hace una semana en el Tour de Flandes, donde, tras rodar en cabeza junto a Tom Boonen, lanzó un duro ataque a falta de muchos kilómetros consciente de que al sprint sus opciones de victoria se veían sensiblemente reducidas.

Mientras tanto, Boonen, que luchaba por conseguir su cuarta victoria en esta Clásica (y la tercera consecutiva), no daba crédito. El ataque de 'la locomotora de Berna' les había dejado clavados y la distancia se ampliaba enormemente conforme se consumían los metros de asfalto. No obstante, el belga del Quick Step confiaba en poder darle caza en los terrenos de pavé, su gran especialidad

Pero ya era tarde. Cancellara abría un hueco cada vez mayor y nada se pudo hacer por evitarlo. Por detrás de él se formaba un grupo compuesto por Boonen, Flecha, Hushovd, Pozzato, Hammond y Leukemans, que veían como, a falta de 20 kilómetros para el final, la ventaja de 'Espartaco' era ya de dos minutos y medio.

Un tiempo y una distancia insalvables para los perseguidores que ya eran conscientes de que la guerra por el triunfo no iba con ellos. Su lucha era otra, la de intentar subir a uno de los dos cajones restantes del podio. Y se pusieron manos a la obra. Juan Antonio Flecha y Thor Hushovd se marcharon en solitario, mientras que Boonen, al que sólo interesaba la victoria, se quedaba atrás.

Al final no hubo sorpresas y Fabian Canacellara pudo disfrutar de un paso triunfal hasta el velódromo de Roubaix, donde completó la reglamentaria vuelta y alzó los brazos para celebrar por segunda vez en su carrera la victoria en esta dura Clásica. Por detrás, a dos minutos, llegaban Flecha y Hushovd, que se disputaron el segundo y tercer puesto al sprint siendo vencedor el noruego, lo que no ensombreció la excelente participación del español, que volvió a demostrar que su estado de forma es espectacular.


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