Giro d'Italia

Evans, el rey sobre el barro

Photo: courtesy
Wim Dingemanse

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ÉPICA VICTORIA DEL AUSTRALIANO Y DE VINOKOUROV, QUE SE COLOCA COMO NUEVO LÍDER DE LA GENERAL

El corredor del BMC se impuso en meta después de una etapa con dos tramos de tierra que al final fue barro por la fuerte lluvia · Vinokourov arrebató el liderato a Nibali, que se vio involucrado en una caída junto a Basso · Sastre perdió más de 5 minutos en meta y David Arroyo fue la sensación española del día al terminar en quinta posición y codearse con los mejores

Etapa para la historia la que se pudo vivir en la séptima jornada del Giro de Italia entre Carrara y Montalcino sobre un recorrido de 215 kilómetros. Cadel Evans se impuso en la línea de meta demostrando un brutal estado de forma y Vinokourov, que fue tercero después de Cunego, se coloca como nuevo líder de la general.

Sin duda alguna, el de hoy es un día para recordar y enmarcar. La jornada de hoy es de esas que hacen afición y que nos vuelven a demostrar que el ciclismo es uno de los deportes más espectaculares del mundo. La épica, la fuerza, el desgaste y el pundonor se unieron en la carretera para ofrecer un momento mágico.

El barro puso el color en la piel de unos corredores que lucharon contra los elementos como auténticos gladiadores. El componente de la lluvia otorgó todavía más peligro a un pelotón que sufrió en sus carnes la cruda naturaleza. Pero vayamos por partes.

El día comenzaba tranquilo con una escapada compuesta por Flens y Sorensen en el kilómetro 85. Ambos llegaron a tener una ventaja de más de seis minutos con el grueso mientras cruzaban Volterra, el primer puerto del día, de tercera categoría. Sin embargo, su aventura terminaría en el ascenso a la segunda cota del día, la del Passo del Rospatoio, también de tercera categoría.

Éste sería el punto donde la carrera comenzaría a volverse loca. En su descenso, Nibali y Basso se vieron involucrados en una aparatosa caída que les dejaría totalmente descolgados y, con ellos, Carlos Sastre. Este importante percance fue aprovechado por hombres importantes como Vinokourov y Evans, que lograban formar un numeroso grupo que abría un considerable hueco.

La ventaja iba en aumento hasta rozar los dos minutos, con lo que Nibali, que luchaba con todo para reducir la diferencia y de paso llevar en volandas a Basso, comenzaba a decir adiós a la maglia rosa. Pero la carrera seguía loca y era momento de ver los ataques en cabeza de carrera.

Es allí donde se hizo una gran selección de los más fuertes y Vinokourov fue muy culpable de ello. El kazajo demostró su enorme calidad con varios ataques que rompieron las piernas y la moral de más de uno. Tan sólo Evans parecía poder responder a sus latigazos.

Al final, se formó un grupo de cabeza formado por Vinokourov, Evans, Cunego, Pinotti y un impresionante David Arroyo. El español demostró una enorme casta sobre la bicicleta y se codeó con los mejores en un día que nunca podrá olvidar. La diferencia de este grupo se mantenía con respecto a un impotente Nibali, que seguía arrastrando a Basso, pero que dejaba a Sastre totalmente tirado.

El corredor del Cervelo fue uno de los más perjudicados. No encontró el ritmo sobre el pedal y cedió más de cinco minutos en meta en un día que seguro le dejará marcado. Pero el espectáculo debía continuar y en cabeza, Vino y Evans no lograban zafarse de sus compañeros de grupo.

Hasta los metros finales, donde el australiano tiraba fuerte de Vino y de Cunego. Parecía que éstos dos últimos podrían aprovechar esta lanzadera, pero al final la lanzadera fue mortal. Un sensacional Evans sacó todo lo que llevaba dentro y logró asestar un duro golpe de autoridad a sus rivales para levantar los brazos en Montalcino por delante de Cunego y de Vinokourov, que recupera la maglia rosa que consiguió en la tercera etapa.

Arroyo terminó en un quinto puesto que sabe a gloria después de los dos tramos de tierra que tuvieron que pasar todos los corredores. Y esto no ha hecho más que empezar porque mañana domingo tenemos la primera etapa de montaña con final en alto en Terminillo. ¡Que no pare la fiesta!


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